jueves, 9 de octubre de 2008

La globalización del aislamiento

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¿Estás conectado? Esta frase es muy escuchada o leída últimamente. Lo paradójico es que mientras más conectados vivimos, mas aislados estamos. Si hace diez años hubiese escuchado que “fulanito” estaba conectado, la primera imagen de mi mente hubiera sido la de alguien al lado de un respirador artificial. Sin embargo hoy en día “si no te conectas” estás fuera de onda. Si no estás en un grupo electrónico donde ves fotos de gente que no conocés, pero que tildás de amigos aunque nunca hayas escuchado su voz o visto su rostro cara a cara, te sentís en falta. Pero la tecnología no es la culpable, sino la aplicación que le damos.

Vivimos en un mundo que se volvió violento, cruel y frío.

Todos queremos comunicarnos, pero tenemos miedo. Miedo a que no nos acepten. Miedo a no hacer o decir lo correcto. Miedo a arriesgar una sonrisa. Miedo a mostrar un sentimiento.

Nos ocultamos detrás de un mensaje de texto. Nos olvidamos como era decir algo desde nuestro pecho.

Es más fácil navegar en el espacio electrónico con un nombre falso, que salir bajo la lluvia una noche de verano y llegar corriendo con el corazón aturdiéndonos porque estamos por ver a esa persona que conocimos en una fiesta. Esa que sí vimos. Esa con la que bailamos y nos reímos. Esa a la que también pudimos verle alguna arruga cuando amaneció y no nos importó porque hablamos sin parar toda la noche.

La tecnología nos permitió saber que fue de la vida de aquel compañero de secundaria que no veíamos hace veinte años o hablar a bajo costo con un pariente que se fue a otro país por trabajo. Pero también si la dejamos nos lleva a un mundo donde tenemos un rectángulo de cristal enfrente nuestro con el que creemos tener un vínculo que solo existe en nuestra mente.
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1 comentario:

Monica dijo...

Ariel: me gusta mucho este texto, cuyas reflexiones comparto totalmente. De todos modos, no son las distancias geográficas las que alejan a las personas... Espero que nos sigas deleitando con tus escritos.